08 marzo, 2010

El watado, técnica textil de los Andes bolivianos (primera parte)

Al realizar una pequeña entrada en el mundo de la textileria actual de la zona andina de Bolivia, el término watado, en lengua quechua, es singularmente atrayente por su significación en términos textiles más allá de ser un recurso técnico. ¿Representa eso, una técnica y nada más? o es que su uso supone un medio para expresar connotaciones que hacen al manejo del color y del espacio, por tanto una forma especial de representación iconográfica?

El watado, en cuanto técnica de tejido supone un proceso de ornamentación y decoración del textil que todavía se utiliza en algunas regiones del país, su uso en tiempos pretéritos parece ser que fue mucho más intenso, en 1991 , se encontraban textiles de las regiones de Ulla Ulla en la provincia Franz Tamayo del departamento de La Paz, prendas muy ligadas a las llixllas de la cultura kallawaya, con asentamientos poblacionales más distinguidos en la vecina provincia hoy denominada Bautista Saavedra, otras regiones en las cuales a la fecha se encontraban prendas tejidas que mostraban el uso de esta técnica son las del actual departamento de Potosí, Kalcha, Caiza y Yura, cada una de ellas con un estilo propio de tejido.
Las dos primeras, vale decir Kalcha y Caiza hacían uso del watado en el tejido de sus ponchos, la amplia variedad de estas piezas mostraba la utilización de este recurso, y en algunos casos también se muestran ejemplos realizados en frazadas y costales; en tanto que en Yura los textiles tanto masculinos como femeninos mostraban el uso de watado. A la fecha su uso es mínimo.

El terminado watado, es una deformación castellanizada del término quechua watasqa, que Lara consigna en su diccionario quechua-castellano como amarrar, traduciéndose el término watado como amarrado.

Esta técnica conocida como watado o también en algunas regiones del sur del país (Kalcha) como wataniashqa, consistía durante el periodo prehispánico, en teñir ciertos espacios del textil ya acabado, cosa que sucede en los ejemplares de las culturas de la costa, hoy peruana;
Esta especie de pintado propio de Chancay, se realizaba realizaba en lo que hoy en el ámbito textil se conoce como tie dye, que consiste en hacer nudos en la tela ya acabada en las secciones que se quiere mostrar el color original de als urdimbres y la trama, pudiendo resultar así decoraciones, que dependiendo del acomodo podrían mostrar patrones geométricos representando círculos y aros concéntricos entre si y alineados unos con otros.
Este “hacer nudos” supone el amarrado de la tela, a esto quiere referirse el término watado y en el medio boliviano, al parecer todavía durante el periodo colonial y hasta la década de los 80 era corriente el “marra, no las telas terminadas, sino las urdimbres, al respecto, Lumbreras al referirse a esta técnica anota “…la variedad del teñido con nudos, conocida como kyat consiste en hacer nudos y teñir las fibras antes de hacer la tela, lo que supone gran precisión en el proceso del anudado y luego en el empalme posterior en la tela…”.

En Bolivia los patrones que siguen la técnica del amarrado no se dan en una tela acabada, hay que tomar en cuenta la facilidad de hacer el nudo en fibras de algodón de uso corriente en la costa peruana, en tanto que en el territorio boliviano su escaso uso da lugar a un casi 100 % del uso de fibras de camélidos y desde la colonia de la fibra de ovinos, por tanto el hacer nudos y conseguir diseños de círculos no es tarea cómoda ni fácil; básicamente la técnica del watado consiste en:

  • Después de trasquilar las fibras, estas se hilan y tuercen de acuerdo a lo requerido para la prenda que se quiere elaborar, obviamente la tensión es más fuerte resultando un hilo muy fino si se van a tejer ponchos o llixllas, tal es el caso de las prendas de Kalcha que alcanzan a una alta densidad por cm2, en caso del tejido de costales, (bolsas para trasladar productos de producción agrícola) la torsión no será muy exigente.
  • Se procede al “telado o tendido” de las urdimbres, vale decir al armado del telar de cuatro estacas (que son sujetas al suelo), en las dimensiones requeridas por la pieza a elaborar.
  • La tejedora, mentalmente, diseña la iconografía que ha de representar en sus tejido y en este sentido procede a aplicar la técnica en si: Amarra los espacios que quiere preservar en el color original.
  • El amarrado de las fibras sigue un esquema que supone va a “formar figuras”, estas varían en función de las regiones y son un recurso que permite distinguir unas de otras y siendo particulares a cada estilo son el recurso para identificarlos.
  • Una vez preservadas las secciones que no se quieren teñir, se sueltan las urdimbres del telar y se sumergen en los tintes previamente preparados antes en olals de barro, actualmente en recipientes de metal (latas que previamente sirvieron para trasladar manteca de factura industrial).
  • En caso de desear el uso de varios colores se repite el proceso cuantas veces se vea necesario.
  • Concluido el proceso se procede al secado de las fibras, se prefiere realizar este a la sombra para evitar el encogimiento de las fibras.
  • Secadas las fibra se vuelven a tesar en el telar, se desatan los nudos realizados y se procede al tejido, que generalmente es llano y con el paso de la trama se van consiguiendo los diseños previamente organizados.
  • En tiempos pretéritos, el watado o marrado de las fibras para preservarlas se hacía mediante el uso de grasas animales, especialmente la de llama, luego la de ovino, actualmente por el destino a otros fines de estas sustancias, la técnica del amarre se realiza con trozos de material plástico.

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