15 marzo, 2010

El watado, técnica textil de los Andes bolivianos (segunda parte)

En el departamento de La Paz

Las provincias Franz Tamayo y Bautista Saavedra son parte del antiguo territorio ocupado por la cultura kallawaya, registros gráficos de finales del XIX y principios del XX muestran el uso profuso del watado en ponchos y capachos –bolsos-, propios de los médicos naturistas y herbolarios conocidos también como kallawayas.
Los ponchos, más cuadrados que rectangulares en su forma, presentan listas de colores, las mismas que variando en ancho corresponden en rojo a las llamadas pampas que son acompañadas de otras más angostas en los costados; en algunas ocasiones, las bandas más anchas son remplazadas por bandas con diseños iconográficos entre los cuales se cuentan los logrados mediante la técnica del watado.
Las representaciones logradas con el amarrado generalmente son espacios que rememoran líneas quebradas, muy alargadas, a manera de “zigzag” que ocupan todo el ancho del espacio dedicado a la representación iconográfica.
El motivo se repite en las bolsas llamadas capachos, en ejemplares antiguos también se encuentra en las llamadas alforjas, bolsas que con dos bolsillos, uno en cada extremo, los kallawayas utilizan cargadas al hombro junto a los qapachos.

Prendas de tejido reciente (tercer tercio del siglo XX) muestran el uso de bandas con diseños logrados con la técnica del watado, son también presentados en formas de zigzag. Y en amplia variedad de colores que se combinan con el blanco natural de la fibra.

En el departamento de Potosí

Los tejidos de esta región muestran tres variedades que con el logro de diseños con el watado y otros, permiten establecer las identidades de los pobladores de Kalcha, Caiza y Yura.

En Kalcha y regiones aledañas el uso del watado está destinado principalmente a “adornar” el poncho conocido como boliviano, utilizado generalmente en la época de lluvias, está asociado a la fiesta y la celebración de las cosechas y la pascua.
El poncho se caracteriza por presentar una amplia variedad de listas de colores entre las que destacan una central y otras en los extremos superior e inferior a manera de cenefas, en cuyos espacios se representan los diseños iconográficos logrados con el watado.
Una otra pieza que merece ser decorada mediante esta técnica son los costales, los más de ellos realizados presentando listas monócromas en tonos de fibras naturales (marrón y blanco, negro y blanco, etc.) reservando la banda central como espacio para representar los diseños del watado.
También es corriente “adornar” en esta región las frazadas, generalmente tejidas con fibras de ovino en franjas de colores que se intercalan con aquellas que permiten la representación de los watadus.
En Caiza, Toropalqa y regiones aledañas el watado es utilizado en la producción principalmente en los ponchos, la iconografía lograda se da en base al uso de variados colores que completan la representación junto a listas de colores y otro tipo de diseños realizados mediante el manejo de las urdimbres y la trama.

En Yura, y comunidades aledañas, los diseños logrados mediante la técnica del amarrado parecían ser un indicador muy importante de sus tejidos, si bien tenían otros, “los watadus” eran los más destacados, se los encontraba tanto en piezas masculinas como el poncho y el unku realizándolos en los extremos paralelos a las urdimbres de tal manera que resultan dispuestos verticalmente al usarse las prendas, en tanto que en las prendas femeninas se disponían tanto en las llixllas como en los aqsus, siendo dispuestos por el uso tradicional en forma horizontal.

Actualmente, entrando al siglo XXI, después de casi 40 años del primer acercamiento a la técnica del watado y a casi 20 del primer registro y análisis realizado, es necesario constatar que la “modernidad”, las nuevas modas y estilos producto de las constantes migraciones, la entrada de la escuela y la asistencia al cuartel han minado los recursos iconográficos de esta técnica.
Es más, las jóvenes generaciones la conocen muy poco y si de ella saben, no la aprecian. Solo algunas viejas tejedoras, la utilizan alguna vez en el tejido de los phullus. Hoy, con sus reemplazos, las frazadas que llegan de contrabando y las producidas industrialmente en país, ni siquiera eso.

Como dice María “watadu? kunan, Chinqasta tatay, chinqasta, mana puni kanchu”

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